Aún no se puede afirmar hasta qué punto impactan las emociones en la capacidad intelectual de los sujetos, pero, existen datos actuales que sugieren que las mismas pueden ser más poderosas que el coeficiente intelectual, y que las aptitudes emocionales pueden ser "aprendidas" y "mejoradas" por los niños. Esta mejoría en las emociones depende en gran medida de la voluntad por parte de los adultos, ya que serían los encargados de dicho aprendizaje.
Nuestras prácticas educativas en general se concentran en las habilidades académicas, mostrando indiferencia autista por la inteligencia emocional; los aspectos socio culturales, económicos, la marginalidad, conflictos familiares, violencia, maltrato, etc. afectan las emociones afectando el aprendizaje dentro del aula, siendo en muchos casos responsables del fracaso escolar.Un tema no menor para tener en cuenta al momento de -como docentes-poner en marcha nuestras prácticas educativas. Un buen vínculo docente/alumnos propicia la confianza, armonía grupal y la autoestima, favoreciendo la resiliencia.
Resulta interesante tener en cuenta entonces: las emociones de nuestros alumnos, atender sus lenguajes no verbales, identificar los síntomas emocionales cuando se producen; mucho antes de que se conviertan muchas veces en reacciones violentas.La violencia en nuestras escuelas resultan moneda corriente, cuando se desata la violencia en una instancia previa existió arrebatos emocionales que no fueron detectados a tiempo.Además de interferir en la capacidad intelectual, las emociones provocan todo tipo de reacciones: inhibición, retraimiento, ira, violencia, etc.La inteligencia emocional es un concepto nuevo dentro del campo de la psicología, sin embargo resulta pertinente tenerla en cuenta en Educación; ya que mejoraría las relaciones vinculares y las capacidades intelectuales de los alumnos.
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